En el último número de nuestra serie sobre médicos de Burundi que han recibido formación de HelpMeSee en la Universidad Médica de Wenzhou, presentamos a Anodine Daliko Nishimwe.

La vida en Burundi es difícil para muchos. El 80% de la población vive en la pobreza. La mayoría vive de la agricultura de subsistencia. Trabajar la tierra forma parte de la vida. Los cultivos son tus ingresos y si no puedes ver para cuidar tu tierra, no hay dinero.

Las enfermedades oculares y las cataratas no tratadas proliferan en Burundi y se necesitan más oftalmólogos para apoyar a los actuales, que son unos quince. Se necesita formación, pero Burundi no tiene un programa de oftalmología. Tras estudiar primero medicina general en Rumanía, en la Universidad de Medicina y Farmacia "Carol Davila" de Bucarest, Anodine regresó a su país, donde trabajó unos diez meses como médico generalista en un hospital local y casi un año como asesora técnica en asuntos relacionados con el VIH en un programa fundado por el Fondo Mundial a través de un programa nacional de lucha contra el sida. Durante ese tiempo conoció la situación real de la falta de suficientes oftalmólogos en Burundi, especialmente cirujanos de cataratas, lo que la animó a convertirse en oftalmóloga para ayudar a los ciegos por cataratas de Burundi a volver a ver. Los que quieren ayudar, como Anodine, tienen que salir del país para estudiar. Por suerte, Anodine descubrió el programa de formación HelpMeSee Manual Small Incision que se imparte en la Universidad Médica de Wenzhou, en China.

Anodine dice que las organizaciones benéficas de Estados Unidos y China suelen venir a Burundi a ayudar, pero ella quiere que su país tenga suficientes oftalmólogos. Y HelpMeSee está ayudando a personas como Anodine, así como a otras, con la misión de formar a muchos más especialistas en cataratas que puedan tener un impacto real en la curación de los más de 60 millones de ciegos y deficientes visuales graves de todo el mundo con cataratas sin tratar.

Si conseguimos formar a miles de cirujanos al año que, a su vez, puedan realizar 1.000 operaciones más de extracción de cataratas al año, podremos devolver la vista a millones de personas, no sólo en Burundi, sino en el resto del mundo.

Es el momento de hacer ahora su donación deducible de impuestos.

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